- En 2024, España generó 482,2 kg de residuos por persona, de los cuales se estima que se reciclan el 35 %. ¿Qué sucede con el resto de los residuos?
¿Dónde terminan los escombros de las construcciones? ¿O las jeringuillas que se descartan en los hospitales? ¿Dónde se depositan todos los residuos que no se pueden reciclar? Aunque muchas personas conocen cómo separar los desechos adecuadamente, existen algunos materiales que no pueden ser reaprovechados y que, por razones de higiene o seguridad, debemos descartar.
Los vertederos son lugares donde se eliminan residuos, depositándolos bajo el suelo o sobre la superficie, para que no impacten negativamente en el medioambiente ni en la salud de las personas. No existe un solo tipo de vertedero, sino que se clasifican según su legalidad y los residuos que contienen.
La regulación de un vertedero
Como se ha mencionado, la finalidad de los vertederos es proteger la salud de los habitantes y la naturaleza. Para ello, existen una serie de requisitos que deben respetar.
Las medidas que debe cumplir un vertedero en España están reguladas por cuatro normativas:
- El Real Decreto 646/2020 de 7 de julio.
- El Real Decreto 1481/2001 de 27 de diciembre.
- La Directiva (UE) 2018/850, 30 de mayo.
- La Ley 7/2022, de 8 de abril.
Tipos de vertedero según sus residuos
Existen distintos tipos de instalaciones según la clase de desperdicios que reciban. Estos pueden ser residuos inertes, no peligrosos o peligrosos.
- Vertederos de residuos inertes
Almacenan desechos que no pueden sufrir ningún tipo de transformación química, física o biológica como, por ejemplo, los escombros de una construcción.
- Vertederos de residuos no peligrosos
Alojan residuos orgánicos o con una cantidad de material orgánico biodegradable. Entre estos se encuentran materiales como el yeso o residuos como los municipales.
- Vertederos de residuos peligrosos
Aquí se deposita todo lo que la legislación clasifica como peligroso según la Lista Europea de Residuos (LER), como los residuos explosivos, los cancerígenos o los tóxicos.
Si un vertedero dispone de celdas independientes, podrá ser clasificado en más de una categoría.
¿Cuáles son las características de un vertedero?
La construcción y correcta gestión de un vertedero debe tener en cuenta distintas consideraciones como la ubicación, la impermeabilización o la gestión de líquidos y gases.
Para que la ubicación de un vertedero sea óptima, debe estar a una distancia adecuada de:
- Vías fluviales, masas de agua y otras zonas agrícolas.
- Aguas subterráneas, aguas costeras o reservas naturales.
- Patrimonio natural o cultural.
Asimismo, deben tenerse en cuenta las condiciones geológicas, hidrológicas y los riesgos de diversos desastres naturales que pueda tener la zona, como por ejemplo el riesgo sísmico o de inundaciones.
La tecnología de los vertederos
Para que los vertederos cumplan su función, deben apoyarse en diversas tecnologías que optimizan sus funciones y les ayudan a ser seguros.
Una de estas tecnologías es la barrera geológica artificial e impermeable que aísla la basura del suelo y de las aguas subterráneas para evitar su contaminación.
Igualmente, cuentan con diversos desarrollos que les permiten gestionar las sustancias que emiten: lixiviados y gases.
Lixiviados
Son líquidos tóxicos que se generan cuando la basura entra en contacto con la lluvia. Un vertedero debe tener sistemas de evacuación para evitar que este contacto se produzca.
La compactación de residuos intercalados con capas de arena es esencial para lograrlo. Raquel Rodríguez-Barrueco García, responsable de la Planta de Clasificación de Envases de Colmenar Viejo, explica la importancia de esta tecnología: “Es fundamental la disposición de estas capas para dificultar el paso de las aguas pluviales (limpias) y separarlas de las aguas residuales (sucias). Las aguas residuales son canalizadas hacia balsas de retención y luego se dirigen a la planta de depuración, donde se transforman en agua limpia (permeado) y en un residuo concentrado que se envía a otras plantas de tratamiento.”
Gases
Un vertedero puede generar dos tipos de gas, el biogás o el metano.
Biogás: para captar este gas, el vertedero debe contar con la tecnología adecuada:
- Drenes de captación.
- Red de canalización de gases.
- Central de extracción.
Existen también drones equipados para identificar la ubicación y concentración de biogás. Con estos avances, se puede capturar de forma eficiente este componente para su valorización. En vertederos como el de Urbaser en Colmenar Viejo, el biogás generado en el vertedero se utiliza para alimentar motores que producen energía para la propia planta.
Metano: este gas contaminante debe controlarse mediante capas de materiales minerales y sintéticos con los que se cubre la instalación después de su sellado.
Después del sellado y clausura, los vertederos deben ser controlados durante un mínimo de 30 años para asegurar que no perjudiquen al medioambiente o a las personas. Para su sellado, se emplean capas de materiales minerales y sintéticos que evitan la emisión de metano y la generación de lixiviados contaminantes. “Dependiendo del tipo de material enterrado, el vertedero puede seguir generando gas durante más o menos tiempo,” explica Rodríguez-Barrueco García “cuando deja de emitir gas, se coloca un capuchón para evitar emisiones de CO₂ a la atmósfera”, precisa.
¿Es posible reducir el tamaño de un vertedero?
Los vertederos son instalaciones necesarias, puesto que no todo se puede reciclar. Se estima que un 47 % de residuos termina en vertederos, pero no todos deberían estar ahí. Las prácticas como el reciclaje y el consumo responsable hacen posible reducir el tamaño de los vertederos y nos permiten reaprovechar materiales para logar un mundo más sostenible.